El hombre, en el estado de salvajismo, necesitaba, para sobrevivir, saber dónde cazar, o dónde estaba el río. Y con eso le bastaba. No necesitaba más en su vida. Pero conforme las sociedades se han hecho más complejas, los hombres han ido necesitando un mapa del mundo. Conforme se van haciendo utensilios, herramientas, van apareciendo una serie de instituciones, vinculadas a la agricultura y la ganadería. Del nomadismo se pasa al sedentarismo. Este cambio supone asentarse en un territorio y entonces se da la posibilidad de fundar sociedades políticas. Con los excedentes de producción comienza también, según las clásicas tesis marxistas, el comercio y la Historia. La ciudad se hace posible con la escritura (leyes, administración, comercio), y al haber una multiplicidad de ciudades, comienzan las fricciones y los problemas entre ellas. El contacto de las sociedades, cada una con sus mitos y ritos, hace que salte la polémica, la crítica. Y entonces ya hace falta un mapa del mundo. Y ese es el origen de la Filosofía.
Nación, Patria, País, Estado. Hay una confusión con estos términos que impide entender nada. La principal labor de la Filosofía es distinguir, aclarar. No confundir o engañar. La Patria es tierra, territorio, suelo. La tierra donde están enterrados padres y abuelos. La Nación siempre refiere a las gentes. En latín, "natio" es "nacimiento"; por eso se habla de "nación de los dientes" o "nación de la oveja". También se habla de nación en sentido étnico (los gitanos hoy en España es la única nación étnica pura), o nación en sentido histórico (los españoles, en el Quijote), y por último, tras la Revolución francesa, se habla de nación política (vinculada ya con el Estado). El Estado a menudo se confunde con el poder. Pero no; es el territorio, con fronteras y con leyes, dentro del cual existe el poder (estructuras de mando y obediencia) y pueden desarrollarse las economías (la economía siempre es economía política, depende de regulaciones o i...
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