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Sobre la religión climática

¿Puede hablarse de "religión climática"?

No parece. La religión, según Gustavo Bueno, tiene que ver con el culto a númenes, primeramente los animales (aquellos representados en cavernas). Cuando se meten en establos, la numinosidad pasaría a hombres (Zeus, Venus, Odín...). Y tras la geometría y filosofía griegas, llega el monoteísmo y la última fase de la religión. 

¿Dónde poner, por tanto, la religión climática?
Podríamos asimilar algunos componentes. Por ejemplo, la blasfemia. Tal es negar la divinidad de Cristo, o que Mahoma sea un profeta. También hoy es blasfemia cuestionar las predicciones de los calentólogos. También las religiones tienen profetas. Y la climática tiene los suyos: Greta cumple ese papel. Hay un infierno, y también seremos condenados si no nos convertimos y creemos en el Evangelio climático. 

Por tanto, hay algunas analogías con la religiones. Pero vayamos a analizar la cuestión más de cerca y señalemos algunos puntos oscuros.

El problema de las predicciones climáticas es que se basan en ecuaciones diferenciales no lineales, que son muy sensibles a condiciones iniciales (es aquello de "la mariposa y el tornado"). Por eso, prácticamente, todas las predicciones que se han hecho hasta ahora sobre el cambio climático siempre han sido erróneas.

Por citar otras cuestiones: cambios climáticos ha habido siempre (a modo de ejemplo, Groenlandia era Green-Land), y habría que estudiar a fondo el factor antropogénico de estos cambios climáticos (que siempre ha habido). Y, por último, en cuanto a la cuestión geopolítica: ¿De qué sirve que Europa se comprometa a emitir menos CO2 si países como China, Rusia, India o la propia USA cada vez emiten más CO2 y siguen expandiéndose con el carbón? Es decir, ¿cómo se obliga a China o Rusia a que no usen CO2? Las consecuencias para los españoles, sin embargo, ya se están notando en la factura de luz. Y en la crisis del gas que nos espera este invierno.

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