Sobre la Nobleza y el empoderamiento.
Seguramente, hasta la llegada de las ideologías igualitaristas modernas, todas las cosmovisiones incorporaban la figura del noble, o bien: del aristócrata, del sabio, del santo o... del superhombre.
Hagamos un pequeño repaso de la figura del noble en las sociologías de distintas cosmovisiones.
1. Filosofía platónica: de entre los guerreros se escogía a los mejores para Gobernar la Polis. Doctrina del Filósofo Rey de la República. Al pueblo llano solo se le pedía moderación.
2. Filosofía aristotélica: el mérito era crucial en la Polis. Seguramente para Aristóteles lo ideal sería una ciudad gobernada por los mejores (virtud de la Phronesis) junto a una democracia (pequeños propietarios).
3. Estoicismo. La virtud exigía sacrificio, esfuerzo. En Séneca, por ejemplo, el servicio supremo era el del político. El sabio era un ideal inalcanzable, pero por el que pugnar constantemente. Siempre habría vulgo. Gentes gobernadas por las pasiones.
4. Cristianismo. Introduce cierto componente igualitarista, pero socialmente la Cristiandad replicó la sociedad tripartita platónica. Y en cualquier caso, el modelo cristiano ha tenido que ver con la imitación de Cristo. El noble cristiano es el santo.
5. Spinozismo. La mayoría vive azarosamente cegada por las pasiones. Inconscientes "de sí mismos, de Dios, y de las cosas". Pero en la Ética se propone un modelo (insuperable) de camino a la virtud y la Beatitud. Es el camino del vir fortis, y del sabio. El arrepentimiento, la culpa o la tristeza no son virtudes.
6. Nietzsche. El superhombre sería precisamente la contrafigura del igualitarismo. El superhombre asume su responsabilidad, su destino, no se arrepiente de nada. Descrito con más poesía que el vir fortis spinozista, pero con una construcción no tan lograda ni acabada.
7. Ortega y Gasset. El aristócrata se aleja del hombre masa. Con resonancias nietzscheanas, el hombre masa no tiene principios, no da ejemplo, no estaría dispuesto a asumir su destino ni su responsabilidad. El hombre masa se mueve por el miedo y la comodidad traída de la técnica.
8. Hoy las sociedades occidentales son igualitaristas, pero lo abstracto y vulgar del concepto de igualdad obliga a salir del ambiente asfixiante con un barbarismo inédito, que podría recordar la figura del noble: es el empoderado (o la empoderada).
Ahora bien, el empoderado (o la empoderada) no se aleja mucho del hombre masa: pese a las apariencias, se mueve por el apetito, el azar, el miedo... y lo políticamente correcto. Este contrasentido es indicio de la decadencia moral de los tiempos que corren.
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