Que el mundo tiene estructura matemática es la tesis fundamental del pitagoreísmo. Pasa después al platonismo y recorre la tradición presentándose por ejemplo en Galileo y su "el mundo está escrito en caracteres matemáticos". Desde la TCC [Teoría del Cierre Categorial], esta tesis se enmarca dentro del adecuacionismo, es decir, supone una sustantivación tanto de la materia (el mundo) como de la forma (las matemáticas) que se hacen coincidir.
Más bien la tesis de Bueno es que hay una pluralidad de categorías en el mundo y ninguna de ellas (tampoco las matemáticas) es capaz de tomar el todo por la parte y absorber todas las demás. Las categorías son inconmensurables (aunque haya tramos de intersección entre algunas, por ejemplo entre la Termodinámica y el Álgebra, al existir ecuaciones termodinámicas).
Más bien sucede, entonces, que en esa pluralidad de categorías habría que situar a las matemáticas, que se rompen a su vez en una multitud de categorías: Aritmética, Álgebra, Geometría, Topología, Análisis Infinitesimal... Después vendría la cuestión de la propia unidad de las matemáticas: es una ciencia, parece, de grafos, de signos, donde se establecen ciertas reglas (sintaxis; normas no gratuitas, como la imposibilidad de dividir por cero) y ciertos circuitos que arrojan teoremas firmes (teorema de Pitágoras, teorema del punto fijo, teorema fundamental del cálculo...).
Y entonces será cierto que algunas partes del mundo se adaptan a la misma lógica, a la misma gramática que se ha ido decantando en las disciplinas matemáticas (la teoría del número racional para explicar las mediciones cotidianas o las operaciones de suma, resta, multiplicación y división).
Pero el mundo es absolutamente infinito, y las matemáticas, con ser un saber firme, no pueden ni mucho menos asomarse a la infinitud que desborda toda categorización (idea de M).
Acertadas reflexiones. Gracias.
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