Ríos de tinta se han vertido sobre el tercer género de conocimiento de nuestro patrón, Spinoza. Se ha comparado con la línea platónica; o con el tercer grado de abstracción de Aristóteles, por citar dos referencias clásicas.
Cuando Spinoza aborda in recto la potencia de la Intuitio en la Quinta parte, desde E5, 20 sc, remite a E2, 47 sc, donde dice que "la mayor parte de los errores consisten simplemente en que no aplicamos correctamente los nombres a las cosas". Y aquí se suscita una cuestión crucial. ¿Quiere esto decir que si tuviésemos el nombre exacto de las cosas viviríamos "intuitivamente"? Dicho de otro modo: en tanto que se tenga el nombre exacto de alguna cosa, ¿se participa de la esencia de Dios, de nuestra Sustancia? Por último, ¿qué relación tiene esto con la tradición judía que se remonta al Génesis?
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