Un apunte sobre la ontología materialista:
M es "el mundo", "el universo", que quedaría si los hombres desapareciesen o si nunca hubiesen existido. Mi es el mundo tallado por los hombres, que no "crean", sino que construyen con la materia dada. Vamos a poner un ejemplo. El sol forma parte de Mi, porque es un concepto M3, (estrella, contiene helio e hidrógeno, etc.), con un sustrato M1 (el sol físico). Las operaciones para llegar de M1 a M3, serían de tipo M2: el sol que pinto, que veo, que estudio (aquí se ve, de paso, que los tres géneros están inseparablemente unidos, aunque se puedan disociar en planos). Es decir, el sol es un concepto tallado a escala antrópica. Lo importante es entender que nunca penetraremos de modo absoluto en la comprensión del sol (el límite es nuestra escala, el cuerpo humano, siempre se puede conocer más y mejor del sol; y en cualquier caso, es inagotable), y esa es una de las funciones de M: el de saber que la materia de cada ente (de cada cosa, de cada estroma) es inagotable. Y es en los entes, y solo en ellos, donde se aplican los conceptos humanos, como el de todo/parte. Es decir, el sol es un todo con sus partes (partes de helio, partes de hidrógeno, etc.). Pero sin los hombres, no tendría sentido propio decir que el sol "tiene partes".
Los animales, por ejemplo, no ven "el sol". Sienten "algo" que les calienta. Y las plantas tampoco.
Entonces, sin los hombres, desaparecería "el sol", no en absoluto, sino que permanecería "esa-cosa-que-calienta". Y esa-cosa-que-calienta, sin morfología humana alguna, sería un contenido de M, pero no de Mi.
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